Se trata de un dúplex de 96 m² con un gran sótano de 104 m² con entrada independiente.

La vivienda ocupa la segunda planta de un edificio con solo dos vecinos y conserva elementos auténticos. En esta planta encontramos el salón-comedor con chimenea, una cocina independiente equipada, un dormitorio doble, un baño completo y la suite principal con baño propio y acceso a un amplio trastero.

Desde esta planta, una bonita escalera nos lleva a la planta superior, donde encontramos una sala polivalente, otro dormitorio doble y una terraza privada con vistas despejadas a distintos rincones emblemáticos del casco antiguo. Desde aquí, según quienes la han disfrutado, la puesta de sol es sencillamente espectacular.

Como valor añadido, se incluye el sótano de 104 m² ubicado en el mismo edificio con acceso independiente, un espacio versátil con múltiples posibilidades.

Una propiedad con alma, difícil de encontrar, y en una ubicación que enamora desde el primer momento.